Canaima y El Salto Angel. Un paseo hace años que dejo muy fuertes recuerdos


Ya han pasado unos cuantos años y recuerdo este paseo tan vívidamente como si fuese ayer. Las imagines aun están impresas en mi mente y creo me acompañaran por el resto de mi vida.

Salimos en un avión de 19 puestos desde La Base aérea Francisco de Miranda llamado comúnmente aeropuerto de Carlota en Caracas - Hoy en día ya no existe este aerodromodo y ha dado lugar un parque según tengo entendido. 

Enfilamos hacia el Este, el día hermoso soleado, volamos sobre Petare, La Urbina, La Miranda donde el aparato cambio dirección rumbo al sur.

Saliendo desde Caracas hacia el sur este.

Después de dos horas y media en el aire y una breve escala en Ciudad Bolivar, comencé a distinguir la topografia unica de la region y del planeta. Un manto verde se perdia en el horizonte, interrumpido por las mesas geológicas llamadas Tepuyes.

Randy nos señalaba los puntos ya bastante familiares para el. -" Miren a su derecha! La laguna de Canaima! y ese rio a la izquierda es el Carrao! Los saltos de agua están caudalosos, se ve que ha llovido confirmaba con su peculiar sonrisa. Buen dato ya que eso significaba que el Salto Angel estaría caudaloso.

El manto verde y los Tepuyes emergiendo de este,


Al llegar a la posada nos recibió alegremente una bulliciosa guacamaya tricolor, ladeando la cabeza para poder observar mejor a los visitantes, mas atrás venia una elegante ave negra saltandito en sus dos patitas, un pauji, -primera vez que veía uno fuera de un zoo.- Esa simpática ave nos seguía a las habitaciones y si uno se descuidaba entraba a ellas.

La Guacamaya
Alan - chamitooooo- con el Pauji
Desde los pasillos de la posada escuchaba el rugir del salto de Canaima, la vista era de otro mundo, ver esa montañas truncada con los colores naranjas y rosas del atardecer era algo difícil de describir. Lo exuberante de la vegetación, ese verdor contrastando con la tierra roja, los indios pemones habitantes originales de esta zona, que gente tan amable, se podia sentir la esencia, se podia sentir la magia del lugar.


Apenas dejamos los enseres en la habitación salimos rapidamente a pasear. 
Primero por la laguna, tomamos una curiara -canoa- y navegamos suavemente por sus aguas oscuras salpicadas con tonos rojizos, admirando la intensidad de los 4 saltos: Hacha, Wadaima, Golondrina y Ucaima. Llagamos a uno de los extremos donde esta la isla Anatoly. Me llamo mucho la atención una espuma  amarillenta que veía bastante en la laguna, le pregunte a Matterson nuestro fabuloso guía pemón que por cierto habla 5 idiomas, y nos explicó que la mayoría de los ríos de la zona tienen esa tonalidad pardo rojiza debido a la alta concentración de tanino y ácidos orgánicos por la descomposición de las plantas y la espuma que me llamaba la atención es ocasionada por la saponina, una especie de jabón natural que se encuentra en nuestro reino vegetal que al contacto con el agua se agita y forma esas burbujas.

Nos bajamos al otro lado de la laguna y  caminamos por un sendero entre sabanas y bosques el cual se convirtió súbitamente en un estrecho pasaje que bordeaba la parte trasera del salto, detrás de la cascada, no me sorprendió del todo porque desde hace rato escuchaba el tronar del agua cuyo sonido se acercaba mas y mas; era el salto El Sapo. Lo que si me impresionó fue el tener que atravesar 120 metros por detrás de ese torrente de agua, que aventura, al estilo Indiana Jones! y menos mal llevaba traje de baño, porque no había manera de no mojarse. El agua bajaba tan fuerte y tan abundante que formaba una cortina que apenas dejaba ver que había del otro lado.
Las aguas rojizas de la laguna
Randy y yo frente a la laguna de Canaima - 

La Laguna de Canaima
En el borde de la caída del salto el Salto
Detrás del Salto el Sapo
Subimos a la parte en donde el rio se interrumpe y cae abruptamente, para ver ese contraste de las aguas calmas antes de bajar a la laguna y la vista desde allí! Luego bajamos hasta la laguna rojiza desde donde pudimos observar plenamente la hermosura del Salto.
El Salto El Sapo

El sol bajaba y regresamos a la posada y descansar.

Desperté con mucha alegría y emoción  ya sabia los planes del día! Volaríamos a la altura del Salto Angel para ver esta maravilla Natural en todo su esplendor! y luego aterrizar al otro lado del Auyantepuy, meseta de arenisca que da origen a la caída libre de agua más alta del mundo (979 mts)
El avión llego rápidamente al Auyantepuy y escuche exclamar a alguien; Allí esta! Miren!! ohhhh que impresionante, no habían palabras todos queríamos mantener esa imagen el mayor tiempo posible. Casi un kilometro en caída libre, que majestuosidad el agua parecía estar estática. El avión paso por un lado, luego dio la vuelta para que los del otro lado tuvieran mejor vista…

El Salto Angel!!
Aterrizamos en Kavak, aldea indígena al pie del Auyantepuy, del otro lado del salto. Mis sentidos estaban embotados por tal espectáculo, que sensación, se me eriza la piel al estar parada ante tal magnificencia de la naturaleza, que maravillas las que nos brinda nuestra madre tierra, por un lado la sabana infinita, y por el otro ese macizo, esa meseta o Casa del Diablo (significado del Auyantepuy) alzándose erguido frente a nosotros, hacia el nos dirigíamos, le pedí permiso a los espíritus de la naturaleza para que nos dejasen invadir sus dominios. Seguimos una trocha por la sabana hasta que comenzamos a adentrarnos en el Tepuy atravesando un cañón, que viene siendo una grieta de esta meseta, estábamos dentro del tepuy!.

Seguimos recorriendo esas gargantas de piedra, nuestro objetivo era el cañón de Kavak, donde hay una hermosa cascada, para llegar allí, teníamos que pasar, más bien nadar por un rio formado por la caída de esta  cascada, el agua era de ese color pardo rojizo y ni pensar en ver el fondo, yo le tengo fobia a ese elemento en donde no veo que es lo que está nadando por allí e incluso si lo veo, pero no me podía quedar atrás, ya todo el mundo había saltado al río, Randy y mis hijos me llamaban : -Ven Marisol, mamá,  apúrate, salta! así que me llene de valor y splash! …estaba helado!, casi me infarto del frío y del miedo pero nadé rápido a través de ese canal oscuro atrapado entre pétreas paredes, imaginando  que se encontraba por allí sumergidos, pirañas (ya sabia que no habitan en estos ríos ) o cualquier cantidad de seres, incluso hasta en anacondas gigantes que aguardaban solamente para enrollarse en una de mis piernas brrr, que pánico! Como juega la mente con uno. Pero al salir al otro lado…ohhh!  Guao… que belleza! Valió la pena!!
 El Salto de Kavak! Parecia caer de la nada, con sus gotas vestidas de arco iris iluminadas por los rayos del sol que se colaban a través de la oquedal formada por el cañón.
Llegando al otro lado del Auyantepuy - Kavak

Randy esperando que me tirase al agua

Kavak
El regreso fue muy fácil :) No se de donde saco el guía una pequeña canoa y me vine en ella feliz de no tener que nadar por ese canon que mas bien parecía la entrada al Hades. _Huy como exagero-

Volamos de regreso a Canaima en donde estaba la posada y finalizada la cena terminamos de cubrir los detalles para la excursion del día siguiente.
Iríamos a la base del Salto Angel!
Embarcados en dos curiaras remontamos río arriba por el Carrao rumbo al majestuoso salto. 
El Carrao, con sus aguas oscuras, calmado, interrumpido solamente por el paso rápido de nuestras embarcaciones, solo nosotros, nadie mas, en el medio de esa inmensidad, la jungla a los lados, y los tepuys cada vez mas cercanos, es un paisaje tan asombroso que no nos cansábamos de mirarlo. Mientras mas recorríamos el rio se tornaba mas intranquilo, había llovido, y tenia gran caudal, pero no tan alto como para pasar con las curiaras porque enormes rocas, se encontraban por doquier así que bajamos de los botes y nos adentramos por la selva un buen trecho mientras los expertos se llevaban las canoas esperándonos  mas adelante. 

Mientras navegábamos nos encontramos con trechos difíciles donde se podría astillar la canoa y no había manera de ir por tierra por lo tupido de la selva. En varias ocaciones  nos pedian bajar del bote para aliviar el peso, pero siempre fuertemente agarrados de este ya que la corriente era fuerte y pasar así el difícil trecho. En una de esas  me tiro al agua para ayudar, pegue el pie con una roca y me torcí el tobillo perdiendo el balance, solté las manos de la embarcación y no podía contra la corriente, era muy fuerte! y Randy al ver esto me agarro por el cabello, -no encontraba como asirme-   a mi me dio de los nervio un ataque de risa perdiendo así mis fuerzas, no podía subir al bote, ni prenderme a éste Randy pensaba que el río me llevaba, al final me ayudó a subir, mi hijo Alan paso una experiencia igual haciéndome pasar un susto enorme y vaya que terminé con dolor de cabeza por el susto y por la halada de pelo. Aunque la belleza del lugar hace que uno se olvide de cualquier inconveniente.

Luego de varias horas por el río, paramos en una pequeña isla para tomar un ligero almuerzo sandwiches mas que todo y seguimos el recorrido esta vez por el río Churum, afluente del Carrao, veíamos el tepuy pero las nubes formaban un manto algodonado cubriéndolo casi del todo. 
Llegamos al campamento que era simplemente unas columnas de madera, bueno, ni eso, unos palos rústicos torcidos con un techo de zinc encima. Randy dejó encargado a los pemones que viajaban con nosotros, para que tuvieran listas las hamacas y la comida a nuestro regreso. Nos pusimos a la marcha enseguida, no queríamos perder ni un solo instante ya que para llegar a la base del salto tendríamos que caminar más de una hora selva adentro.

Yo no hacia mucho ejercicio en esa época (y ahora tampoco) y no estaba nada en forma, por lo que me costó atravesar parte de la selva, las raíces eran enormes parecían escalones y el trayecto empinado, no se veía casi el cielo las copas de los arboles formaban un techo verde que apenas dejaba pasar los rayos del sol. Las orquídeas, las bromelias!! que bella vegetación.
Mariposas azules revoloteando a nuestro alrededor. Seguíamos andando habían troncos de arboles tan gruesos que seis personas tomadas de las manos apenas bordeábamos la circunferencia. Finalmente como por arte de magia, se despejo la selva estábamos en una de las laderas de esa montaña precámbrica,  abajo se via una serpiente de espumosa, era el rio formado por la caída de agua mas alta del mundo!, caminamos un poco mas…y ohhh!!!   Que espectáculo, ese macizo tan imponente, solemne, que trae el agua desde cielo, es tan fuerte la caída que lo que llega a la base es una llovizna. Bajamos al rio lleno de piscinas naturales, nos bañamos en una de ellas…el agua helada!

Pase gran rato admirando esa maravilla que nos regala nuestra amada tierra, quería por siempre esa imagen grabada en mi mente, y pensé allí mismo, éste momento nunca lo olvidare Quise respirar hondo para que  mis pulmones se llenaran de ese aire puro, místico, lleno de energía. 
Regresamos al campamento, y cansados, agotados de la excursión, el recorrido en curiara, y las emociones del día, comimos pollo asado en vara y dormimos en nuestras hamacas, arrullados por la lluvia que golpeaba el techo de zinc.
Al amanecer lo primero que hice fue caminar un poco hacia un recodo desde donde se veía el Kerekupai-merú que es el nombre puesto por los pemones al Salto Ángel y significa “salto del lugar mas profundo” muchas personas creen que se llama Churun-merú, pero este es otra cascada ubicada al fondo de la “garganta del diablo”. 

De nuevo quede inmóvil viendo tanta belleza, apenas dos nubecitas jugaban con la caída blanca, espumosa, confundiéndose con esta. Que bello!, que majestuoso, que pensaría Jimmy Angel cuando vio por primera vez esa maravilla natural, imagino su admiración por el sitio, tanto así que su deseo al morir fue que sus cenizas se esparcieran en el Salto, el cual fue cumplido  y allí está él , él amaba esa tierra, y quedó  hechizado como quedamos todos los que ponemos un pie allí ,y jamás la olvidamos y la tenemos marcada en el alma por el resto de nuestras vidas, así como tenemos en nuestro corazón cada rincón de nuestro bello país Venezuela!.

Foto que nos tomaron en la base del Salto

Em majestuoso Salto Angel

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